Un Maravilloso Amanecer
Es un día normal como otro cualquiera. Un día de universidad. Es un jueves
cualquiera. Una mañana ajetreada con clases de universidad y con clases de
inglés e italiano. Lo que no entiendo, es por qué he parado a mi cama, cuando
el día antes estaba en el sofá del salón viendo una película aburrida de esas
de acción con Garrett, Lucas y Angy.
Me alegro despertar después de un día de universidad muy largo y que a
mi pesar, ayer no tenía ganas de ver a nadie y ver nada. Pero cambie de opinión,
porque me gusta compartir con mis amigos una buena tarde-noche de cine y unas
buenas charlas. Solo espero que hoy no me toque el mismo día que ayer tuve.
Porque llevo fatal los dolores de cabeza y las jaquecas. Y la universidad era
terrible tras el seminario del profesor de arte Contemporáneo.
¾Buenos días ¾dice Mama abriendo la puerta de mi habitación¾. Es hora de desayunar e irse a la universidad, hija.
¾Vale.
Me levanto de la cama, aun deseando de no haber cambiado mi forma de
ser y de cómo comportarme como lo hacía en mi niñez, pues ya todos los que me
rodean me idolatraban tal y como era en esos tiempos de alegría.
Mama sigue levantado la segunda cortina de mi habitación ¾mi madre es de esas mujeres maniáticas en el control
y no puede ver nada sin hacer o manchado¾, pero ya estoy acostumbrada. Pero a veces juro que no la conozco.
Pero también sé que mi madre se ha criado en un lugar donde sus padres
trabajaban y ella no estaba acostumbrada a una vida de ricos como la que tiene
ahora junto a James.
¾¡Han venido a buscarme mama!
¾No. Ve a desayunar. Seguro que ese amigo tuyo al que tanto reclamas
estará a punto de llegar a casa. O debería decir a Garrett que es que el más te
admira desde que sois amigos.
¾No le reclamo mama. Es un buen amigo. Solo eso. Además es homosexual.
Y Garrett es como otro hermano más.
¾Pues parece ser que es el único que te entiende.
¾Es como si fuera un hermano, ya te lo he dicho.
¾¿Y no tienes uno?
¾Pero mi hermano no entiende nada. Y no digo que mi hermano sea tonto,
pero él no tiene la mente de uno de su edad.
¾Tiene veinticuatro años…
¾Pero no lo parece mama. Él tenía que tener un trabajo y estar
manteniéndose a sí mismo, tendría que haber acabado la universidad y hacerse
ingeniero. Y a mi aun me queda para terminar mis estudios de la carrera en la
universitaria. Y eso sin contar las practicas en cualquier para ser
administrativa. Mi hermano podía trabajar con James en su empresa hasta que se
saque la carreta de ingeniero.
¾Llegaran a buscarte y aun estarás sin vestir e sin desayunar ¾me cambia de conversación.
¾Vale.
¡Quien se mete alimentos por el cuerpo, cuando te preocupa otra cosa!
O más bien cuando te preocupa tu vida, tu pasado y la situación en la que estás
metido por culpa de que tratas mal a alguien a quien quieres por lo que te
paso.
Pero tengo veintidós años y aun no entiendo como un hermano que me
lleva dos años aun no trabaje o tenga su carrera estudiada. Y tampoco como una
chica como yo aun no ha encontrado su Romeo. Y creo que jamás lo encontrare por
cómo me ha golpeado la vida.
Bajo las escaleras que dan paso a las habitaciones del piso de arriba.
Mi hermano esta desayunando.
¾Buenos Días.
No le respondo.
Estoy aun adormilada por el sueño que tengo.
¾He dicho buenos días.
¾Déjame en paz.
¾Como estamos esta mañana.
¾Cállate. Bastantes problemas tengo ya.
¾¡Cuéntame esos problemas! Soy tu hermano mayor.
¾Como si te importase mis problemas.
¾Me importa lo que te pase.
¾Jorge por favor, déjame.
¾De acuerdo Celestine.
Oigo el timbre desde la cocina.
Y sigo desayunando como si nada.
¾Hola ¾Oigo.
¾Hola Lucas.
Lucas era mi mejor amigo desde que yo alcance mi humilde memoria. Con
aspecto bien cuidado. Pelo negro, ojos castaños e un buen ojo para los detalles
y los cumplidos. Su carácter era el del típico homosexual que quiere lo mejor
para su amiga. Aunque él se fuera a los cuatro años de edad a California, no
significa que nos hayamos distanciado. Nos volvimos a reencontrar en una
cafetería hace siete años. Cuando yo entraba con Garrett por vez primera con él
en esa cafetería tomándonos un café.
¾¿Qué te apetece desayunar? ¾Le pregunto.
¾Nada. Desayune en casa. Pero gracias de todas formas.
¾No hay de qué.
¾Tengo algo que proponerte.
¾¿Qué cosa?
¾Te gustaría que nos fuésemos a vivir juntos.
¾¡Que!
¾Irnos a vivir juntos. Hay un departamento muy acogedor en México y
necesito que alguien esté a mi lado para pagar el alquiler.
¾¡Y piensas que me voy a ir contigo!
Arquea una ceja como diciéndome “en serio que lo dices”.
¾Maldita sea. Me conoces demasiado bien.
¾Lo sé.
¾Pero no se que opinara mi madre que me vaya de su lado y mi padre que
deje de vivir al lado de mi madre.
Aunque me vendría bien un cambio de lugar. Todo esto aun me trae
recuerdos de mi dolorosa infancia.
¾Bueno, tu madre no tiene relación ninguna con tu padre, así que ya no
hay nada más que hablar, te vienes a vivir a mi lado. Solo necesitas que tu
madre y tú padrastro te dé el permiso que necesitas y nos vamos antes de la
graduación.
¾Quizás se hayan divorciado, pero no se Lucas, es demasiado pronto para
irme de casa. Además necesito cambiarme de universidad y empezar de cero. Es mi
último seminario y debo de aprobar todo. Ya sabes cómo soy.
¾¡Iros a la universidad! Hablare con mama de eso. Además hermanita, es
la propia universidad quien se encarga de trasladar todo el papeleo a la
oficina de otra universidad.
¾¿Qué quieres a cambio? ¾Le pregunto a mi hermano.
¾Nada. Solo quiero perderte de vista aunque sea por unos días.
¾Y nos ayudaras a pagar el alquiler del piso.
¾No.
¾Tranquilízate Celestine. Solo es un alquiler de precio bajo. Podremos
con el dichoso alquiler.
Lucas y sus maneras de darme ánimos.
¾¡Cae muy lejos de la universidad!
¾Solo a unas manzanas.
¾Pues tendremos que trabajar para pagar el alquiler.
¾Yo tengo trabajo recuerdas. Puedo pagarlo yo hasta que consigas un
trabajo en algún lugar.
¾Pero después te pagare mi mitad.
¾Vale.
¾¿Por qué no pruebas suerte en otro lugar para encontrar el trabajo?
¾¡Donde hermanito!
¾En la galería. Quizás si te dejas fotografiar o pintar ganes algún
dinero.
¾No soy una cualquiera. Y lo sabes. Y me conviene algo que contenga
administración. Aunque eso signifique que me hayan pintado en algunos viejos retratos
con mi cara...
¾Vale.
¾Por cierto la nueva exposición de mi hermano se inaugura esta noche, ¿vas
a venir conmigo esta noche a esa dichosa inauguración? ¾Me dice Lucas muy emocionado.
¾Sabes lo que cuesta un pase a la galería.
¾Lo sé. Pero tengo dos pases gratis.
¾Gracias a quien.
¾A mi hermana. Que es la directora del museo.
¾Y a qué hora me vendrías a buscar.
¾A la hora que tú quieras.
¾Me parece bien a la nueve.
¾Vale.
La idea de irme de casa era genial. Por lo cual me haría caso de
Lucas. El haberme tocado un compañero de clase homosexual, era algo divino y
Lucas es aquel hermano que me comprende en lo bueno y en lo malo.
La galería era hermosa.
Este lugar va más allá de mis pensamientos para poder trabajar.
Confieso que me gusta el arte y la pintura, pero no me gustaría trabajar como
secretaria en un museo, en el que todo el mundo expone sus pinturas recién horneadas.
Y aquí estoy. Contemplando un hermoso cuadro que el hermano mediano de
Lucas me hizo cuando apenas me conoció hace semanas. Era un cuadro de una chica
observando el amanecer en California con el cartel de Hollywood en el centro.
Es realmente hermoso.
Steven se acerca a mí. Es alto, pelo castaño y demasiado guapo. Su
carácter es terriblemente severo, agradable y sonriente. Aunque a veces era
como golpear a una pared.
Steven me da un beso en la mejilla derecha.
¾Te queda genial ese vestido azul con volantes blanco Celestine.
¾Gracias Steven. Pero dime Celeste.
¾Veo que Kate te ha colocado en el mejor lugar de la galería.
¾Ya conoces a nuestra hermana mayor.
De lejos veo a alguien que me observa.
Es alto, tiene el pelo negro rizado y viste con traje de chaqueta.
Supongo que es el vicepresidente del museo o algo así. Y su carácter parecer
ser serio e avaro y su mirada es francamente un puñal.
¾¿Quién es ese hombre que tanto me observa? ¾Pregunto.
Steven le observa atentamente y hace una pausa de preocupación.
¾Es Ismael Bellamy. Es el benefactor del museo y el millonario e
soltero más cotizado de Puebla, en México y del propio D.F. Es el director de World
Trade de México y de Bellamy Indrustries.
¾Pues no para de mirarme.
¾Sera por que ha comprado tu cuadro desde hace un buen rato.
¾¿Cómo sabes él que ese es mi cuadro?
¾El titulo es obvio. Amanecer de Celestine. Y dice cómprame a
gritos.
¾Vamos a ver la exposición ¾musita Lucas con empeño.
¾Vale.
Aun contemplo el amanecer maravilloso en el que salgo retratada. Sé
que he dicho que no quería reflejarme en ningún retrato, pero le debía un favor
enorme a Steven y debía de devolvérselo.
¾Un hermoso cuadro para exponerlo en una galería tan importante como
esta. Aunque debería de reconocer que esa señorita es usted.
Su voz no la conozco.
Me doy la vuelta y tengo ante mí unos ojos hermosos de color negro. Y
esto hacia que mis instintos femeninos se despertaran. Este hombre aparenta
tener unos treinta y pocos años de edad aproximadamente. Y por su forma de
vestir, me dice todo lo que necesito saber. Es un gran empresario. Y si es
verdad de que es millonario como dicen, me iré olvidando de él.
¾Sí ¾le respondo.
Y una breve electricidad pasa por todo mi brazo, que me recorre la
espalda.
¾Es muy hermoso ¾confieso.
¾Creo que es usted la señorita que esta en este cuadro. Se parecen
demasiado ¾Me dice¾. No he tenido la cortesía de presentarme
formalmente. Me llamo Ismael Bellamy.
¡Preséntate!, dice la voz de mi conciencia.
¾Celeste Manfredi. Y si ha acertado. Soy la chica que contempla el
amanecer en este cuadro ¾nos apretamos la mano.
¾¡Puedo invitarte a una copa!
¾No acepto copas de extraños.
¾No soy un extraño. Soy el benefactor de la galería.
¾Pues no le conozco, señor Bellamy. Así que no aceptare esa copa que
usted me ofrece.
¾En efecto, señorita Manfredi.
¾Debo de irme.
Al moverme su brazo roza con el mío y por un momento siento esa misma electricidad
por todo mi cuerpo.
Vuelvo junto a Lucas y miro su cara de felicidad. Pero aun no conozco
el motivo de por el cual lo está. Y necesito salir de este lugar. Estoy muy
agobiada.
¾Me voy Lucas.
¾¡Ya! Quédate por favor.
¾Estoy cansada. Necesito estudiar y poner mis cosas en orden. Y decirle
a la loca de mi madre que me voy a vivir contigo.
¾Vale. Pero te llevo.
¾No. Me voy en un taxi.
¾Vale ¾me da un beso de despedida.
¾Te veo mañana.
Salgo por la puerta por la que entre en la galería.
Odiaba estar delante de tanta gente y ser admirada por un simple
retrato. Y eso me hacia ser invisible delante de gente que no conocía. Incluso
de Lucas y los que me conocían.
¾Esto es una casualidad.
Esa voz otra vez.
Me giro.
¾Sí. Mucha casualidad, señor Bellamy.
¾¡Quiere que la lleve a algún lugar!
¾No. Me voy en taxi a casa.
¾Más fácil me lo pone señorita Manfredi. Yo le llevo.
¾No quiero molestar.
No quiero que un extraño me lleve a casa. No quiero saber nada de
hombres hasta que todos dejen de existir.
¾Móntate en mi coche. Me quedaría tranquilo si lo hiciese.
¾¡No! ¾Digo furiosa¾. Me voy en un taxi. Le he dicho que no me monto con extraños señor Bellamy.
¾Por lo menos déjame que le lleve a casa. Le recuerdo que no aceptó mi
invitación a esa copa, señorita Manfredi.
¾Lo recuerdo. Pero no soy una chica que se va con alguien a la primera
de cambio.
¾Se refiere a una prostituta, señorita Manfredi.
¾Exacto.
¾Déjeme que la lleve.
¾De acuerdo. Pero quiero que me deje en paz después de llevarme a casa.
Se calla.
¾Móntese ¾me pide.
Asiento.
Me monto en el coche.
El conduce y me siento como una niña pequeña al lado de un pequeño
animal con el que jugar. Y el silencio hace que me sienta incomoda en este
coche.
La canción de Al final de Dani
Mata y Basshunter suena de repente en la radio del coche.
¾¡En que trabaja, señorita Manfredi!
¾No trabajo, señor Bellamy. Estudio.
¾¿Para qué está estudiando, señorita Manfredi?
¾Administrativa en relaciones públicas.
¾Tengo un excelente modulo de prácticas. Si le apetece puedo mover
cielo y tierra para que haga las prácticas en mi empresa.
¾No, señor Bellamy. No puedo aceptar terminar de estudiar en su
empresa.
¾Por favor.
¾¿Qué quiere de mi, señor Bellamy? ¾Le pregunto al fin.
Baja la mirada. Y se cuando una persona me oculta algo.
¾Ya. No me lo puede decir.
Asiente.
Estamos a punto de llegar a casa y me espera. Ismael quito hace un
rato la radio y todo está en silencio. Si gesto es severo mientras conduce y me
mira de reojo mientras que miro las llamadas en mi teléfono móvil.
¾Ese dichoso aparato.
¾Disculpe ¾le digo¾. Estoy algo distraída.
¾Decía que ese dichoso aparato no deja de dar la lata.
¾A mi me mantiene al margen con las noticias. Y estoy enganchada al
facebook y al correo electrónico.
¾Yo dejaría el facebook ahora mismo. Nadie sabe qué clase de personas
te vas a encontrar en el mundo.
¾Solo agrego a la gente que conozco. Aunque no me suela meterme
diariamente en la pagina, pero necesito ver las noticias que tienen mis
compañeros de universidad. ¡Es como si fuera un quid pro quo! Ahí encuentras la información que necesita.
¾Pero es un lugar oscuro, en el que todo el mundo se aprovecha de gente
inofensiva.
Bajo la mirada. Creo que este será un buen gesto para decirle que soy
totalmente inofensiva.
¾Ya ¾dice¾. Sé que es inocente en todo esto. Pero para eso protejo
a la gente, señorita Manfredi.
¾Ya hemos llegado.
¾¡Como puedo volver a verla, señorita Manfredi!
¾Aléjese de mí. No es seguro que se acerque a mía, y mas con la vida
que tengo desde que era pequeña.
¾Le aseguro que mi niñez es peor que su niñez.
¾Ya ¾me bajo del coche¾. Gracias por traerme a casa.
¾Ha sido un placer traerla y conocerla, señorita Manfredi.
¾No hay de qué.
¾Hare lo posible para volver a verla.
¾¡Como lo hará, si no tiene mi número de contacto!
¾Me las sabré apañar para conseguirlo.
¾Gracias de nuevo, señor Bellamy.
¾De Nada.
Y me bajo del coche.
Quizás fue esto lo que sintieron mis padres hace años cuando se
conocieron. Pero al verle de nuevo fuera de la galería me produjo esa misma electricidad
que cuando estaba dentro de ella y algo dentro hizo que todo lo que me rodeaba;
mi madre, mi hermano, mi padre, mi padrastro o Lucas no hubieran existido en mi
vida. Solo él y esos ojos negros maravillosos.
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